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Psicología y Mindfulness: ¿cómo vivir en plenitud?

En varias ocasiones te habrás preguntado qué hacen ciertas personas para “aparentemente” estar siempre felices. Uno de los grandes problemas en la sociedad actual es la búsqueda incesante del bienestar y la felicidad, un término utilizado a menudo de manera errónea para determinar el estado actual de alguien o el deseo de otros muchos. Sin embargo, este término, aplicado desde la psicología, resulta confuso e incierto, necesitando a menudo varias sesiones para identificar aquello que uno mismo ha relacionado con “ser feliz” (tener una casa más grande, conservar mi trabajo, ganar mucho dinero, viajar). Este artículo tiene como objetivo desidealizar el concepto imperante de felicidad y acercar al lector al término de plenitud y sus beneficios.

El concepto de plenitud resulta moderno y está ligado principalmente a la psicología Positiva aunque estudios muestran gran interés desde décadas anteriores. A este respecto, autores como Keyes (2002), utilizan el término para referirse a un nivel alto de bienestar emocional, psicológico y social; buen estado de salud mental (Huppert, 2009); sentirse bien y actuar de forma eficaz (Huppert y so, 2013). Podríamos considerar que la plenitud al igual que establecen autores como Seligman, Steen, Park y Peterson (2005) no es solamente una medida de bienestar emocional subjetivo sino que incluye el funcionamiento positivo a nivel psicológico y social y puesta en práctica de atributos personales que muestren las fortalezas y virtudes personales comunes a diferentes culturas.


Lo más importante – Beneficios de aprender a vivir en plenitud:

  • XY Bienestar psicológico y social
  • XY Bienestar emocional
  • XY Capacidad de resiliencia
  • XY Capacidad de afrontamiento positivo
  • XY Estado de Ánimo positivo
  • XY Adaptación a situaciones difíciles
  • XY Satisfacción vital


Todo lo que debes saber sobre vivir en plenitud

Actualmente, la plenitud se trabaja en los programas basados en Mindfulness, disciplina que desde la meditación en la vida cotidiana, pretende cultivar en quienes lo practican una visión optimista y transformadora de la naturaleza del ser humano, la toma de conciencia, la aceptación y la disminución del estrés en el día a día.

Se ha comprobado que vivir en plenitud está relacionado íntimamente con la resiliencia, y puede conllevar grandes beneficios en nuestra salud, por ejemplo en el abordaje del dolor crónico (Guerra y cols., 2017). En este campo, es importante señalar, que el nivel de plenitud no se relaciona con la intensidad del dolor percibido sino con la adaptación al dolor.


Para qué aprender a vivir de forma plena

Aquellas personas que han decidido convivir en plenitud, muestran mejor salud física y presentan mayor protección frente a enfermedades crónicas. ¿Se acerca esto a lo que consideramos felicidad? Dotarnos de fortaleza ante situaciones estresantes y desagradables que pueden surgir en nuestro día a día, sin verse afectados nuestro estado de ánimo ni amor propio. Nuestra vida está compuesta por cada uno de los días que estamos vivos, y cada uno de ellos, se compone de millones de situaciones que suceden a cada instante. Estoy segura de que no queremos ser felices solo en unos cuantos de ellos, sino que preferimos vivir en plenitud todos y cada uno. Incluso cuando sufrimos, hemos de permitirnos hacerlo de forma consciente, pues al igual que lo grandioso, los procesos ansiógenos y dolorosos también forman parte de nuestra existencia.

Tal y como expresa Kabat-Zinn (2016) Ser paciente consiste simplemente en permanecer
completamente abiertos a cada momento, aceptándolo en su plenitud y sabiendo que, como
sucede con la mariposa, las cosas discurren a su propio ritmo.


Pero… ¿Cómo conseguir vivir en plenitud?

Con la práctica de Mindfulness, entrenaremos mecanismos de acción psicoterapéuticos tales
como:

  • Exposición a nuestros pensamientos, sentimientos, emociones y sensaciones corporales a través de la contemplación, de la aceptación y el no juicio, con el objetivo de aumentar la tolerancia a ellos.
  • Cambios cognitivos y en los patrones de pensamiento y actitudes hacia ellos.
  • Autorregulación emocional (inhibiendo respuestas automáticas como la evitación
    del malestar o episodios de escape ante situaciones difíciles).
  • Aprendizaje experiencial a través del momento presente.
  • Clarificación de valores en relación con la familia, trabajo, espiritualidad,
    facilitando la toma de decisiones y disminución del malestar ante las situaciones de
    incertidumbre.
  • Autocompasión: darse a uno mismo el cuidado, consuelo y serenidad que de forma
    natural se le hace llegar a quienes se les quiere cuando están sufriendo (Simón, 2011)


Estos mecanismos están recomendados principalmente para aquellas personas que se encuentran en alguna de las siguientes situaciones:

  • Procesos ansiógenos y ansioso- depresivos
  • Problemas relacionales y de pareja
  • Problemas derivados del estrés
  • Procesos de duelo
  • Procesos oncológicos
  • Dolor crónico
  • Dificultad de toma de decisiones
  • Problemas de autoestima
  • Adicciones


Conclusión

Este tipo de técnicas pueden ayudarnos a relativizar los problemas cotidianos, tomar consciencia de lo realmente importante y acercarnos a esa persona que anhelamos dentro de nosotros.
Cultivamos la plenitud cuando somos amables, cuando hablamos desde el cariño y el respeto, cuando aprendemos a no responder desde la emoción, sino a acudir a nuestro “lugar seguro” (nuestra respiración) cuando estamos agitados, cuando identificamos nuestros pensamientos y no los juzgamos, sino que los aceptamos y los dejamos pasar…

Estarás viviendo en plenitud cada vez que disfrutas de forma sincera de un acto cotidiano, cada vez que agradezcas el estar vivo al despertar, cuando besas con cariño a tu hijo/a, cuando eres capaz de expresar con sinceridad cómo te sientes, cuando practicas la gratitud, por tener una nueva oportunidad a diario, para ser tu mismo y tomar decisiones. Vivir en plenitud es fácil si nos esforzamos en trabajar la contemplación y prestamos atención a todos los procesos que ocurren dentro de nosotros mismos. Aliviamos nuestra mente cuando escuchamos a nuestro cuerpo y nos dedicamos el tiempo necesario, para acercarnos a nuestra propia definición de felicidad.

“Ante lo ordinario, aprender a advertir que, en su seno, descansa lo extraordinario”

Kabat-Zinn

Referencias

  • Delgado, M. P., Rodríguez, J. M., Sánchez, M. M., y Gutiérrez, R. B. (2012). Conociendo mindfulness
    [Knowing mindfulness]. ENSAYOS. Revista de la Facultad de Educación de Albacete, 27, 29-46.
  • Guerra, M., Sánchez-Espinar, S., Esteve, R., Ruiz-Párraga, G., Serrano-Ibáñez, E.R., López, A.E (2017) Relación entre la plenitud, la resiliencia y la adaptación de los pacientes con dolor crónico. Rev. Mex. Psicol 34, 91–100.
  • Huppert, F. A. (2009). Psychological well-being: Evidence regarding its causes and consequences. Applied Psychology: Health and Well-being, 1(2), 137-164. doi:10.1111/j.1758- 0854.2009.01008.x.
  • Huppert, F. & So, T. (2013). Flourishing Across Europe: Application of a New Conceptual Framework for Defining Well-Being. Social Indicators Research, 110(3), 837-861. doi: 10.1007/s11205-011 9966-7.
  • Keyes, C. (2002). The Mental Health Continuum: From Languishing to Flourishing in Life. Journal Of Health And Social Behavior, 43(2), 207-222.
  • Seligman, M. E. P., Steen, T. A., Park, N., & Peterson, C. (2005). Positive psychology progress: Empirical validation of interventions. American Psychologist, 60(5), 410-421. doi: 10.1037/0003-066X.60.5.410
  • Simón, V. (2011). Aprender a practicar Mindfulness. Barcelona: Sello Editorial.