MINDFULNESS EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

Fomentando la atención plena desde una edad temprana

INTRODUCCIÓN

La práctica de mindfulness ha aumentado recientemente siendo popular tanto en el ámbito clínico como el educativo, empresarial y en la población general.

Los estudios empíricos y la experiencia en la práctica clínica demuestran que las intervenciones basadas en mindfulness (en adelante MBI) aportan múltiples beneficios para la salud mental (Hervás et al., 2016).

Aunque esto sea cierto, la mayoría de estos estudios se centran en la población adulta, por eso queremos ofrecer en este artículo una visión de las intervenciones y la práctica de mindfulness en la población infanto-juvenil, reconociendo los múltiples beneficios y las modalidades de dichas prácticas en esta población.

LOS PROBLEMAS DE SALUD MENTAL EN LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES

Los datos epidemiológicos de la OMS (2021), afirman que el 14% de los y las adolescentes experimentan problemas de salud mental, principalmente trastornos de ansiedad, trastorno de déficit de atención e hiperactividad y trastorno de depresión. Estos trastornos conllevan dificultades en la autorregulación emocional, la atención y la gestión del estrés tanto en el ámbito familiar, social como escolar (Cabral et al., 2020; Thapar et al., 2012; Bajarano et al., 2018).

Por otra parte, los problemas de aprendizaje como la dislexia, discalculia y disgrafía, pueden conllevar a un bajo rendimiento académico si no se proporcionan herramientas eficaces y, como consecuencia, afectar a la conducta, autoestima y el bienestar psicológico y emocional de los niños, niñas y adolescentes (Panadero, 2019)

Por lo tanto, debemos ser conscientes que la población infanto-juvenil es vulnerable al desarrollo de problemas de salud mental, los cuales pueden afectar incluso en la edad adulta.

¿CÓMO LES PUEDE AYUDAR LA PRÁCTICA DE MINDFULNESS?

Mindfulness implica observar y describir los fenómenos mentales sin identificarse; actuar con conciencia observando y experimentando el momento presente; no juzgar nuestra experiencia interior, sino aceptarla tal y como es (Baer et al., 2008). La práctica de mindfulness ha demostrado ser efectiva en la disminución de los síntomas de estrés, ansiedad y depresión y también en una mejora en el control atencional, la regulación emocional y los niveles de autoconciencia (Hervás et al., 2016).

En concreto, la práctica de mindfulness en niños y niñas les ayuda a reducir los niveles de estrés percibido y los comportamientos agresivos, permiten una mejoría en el estado de ánimo, al mismo tiempo que les proporciona herramientas para aumentar las habilidades de atención, la autorregulación y la resiliencia (Zenner et al., 2013; Sanger et al., 2018).

En este sentido, teniendo en cuenta que los desafíos a los que se enfrentan la población infanto-juvenil abarcan desde dificultades en la autorregulación emocional y atencional hasta problemas en la gestión del estrés, conductas problemáticas y hábitos compulsivos, y considerando los beneficios de la práctica de mindfulness, se sugiere que la implementación de MBI proporcionan herramientas valiosas para los más pequeños que les permiten una mejoría en su bienestar psicológico (Díaz-González et al., 2018).

PARTICULARIDADES EN LA PRÁCTICA DE MINDFULNESS EN LOS MÁS PEQUEÑOS Y PEQUEÑAS

Como hemos visto, la práctica de mindfulness es beneficiosa tanto para niñas, adolescentes y adultos, por lo que es importante adaptar esta práctica según la edad y particularidades de cada individuo. Por ello, debemos tener en cuenta las siguientes particularidades a la hora de practicarlo con los más pequeños:

  • Tratar que sea lúdico: Es importante que los pequeños lo vean como un juego, por ello ajustaremos las prácticas según sus gustos y trataremos que sea lo más divertido posible y que puedan practicarlo mientras se divierten.
  • Ajustar los tiempos de la práctica: Realizaremos prácticas cortas, entre 5 y 10 minutos según la edad del menor.
  • Valorarlos y reforzarlos, practicar juntos: Los pequeños nos ven como modelos de referencia, por ello es importante que practiquemos juntos y valoremos y reforcemos para aumentar su motivación.
  • Hacer los ejercicios con regularidad: Establecer una rutina de práctica facilita que los beneficios de esta sean más consistentes. Trata de establecer un lugar tranquilo y una hora concreta para facilitarle la rutina al más pequeño.
  • Pregúntale cómo se siente al practicar: Hacerle partícipe y que se implique en ello va a facilitar su motivación en los ejercicios.

Y AHORA… ¿EMPEZAMOS CON LA PRÁCTICA?

Ya hemos visto cómo la práctica de mindfulness ayuda a los más pequeños y adolescentes a gestionar su malestar y mejora su bienestar psicológico, por lo que a continuación te sugerimos algunas prácticas sencillas y dinámicas.

Respirar como una rana

Le explicamos que las ranas suelen dar saltos e ir de un sitio a otro, pero también son capaces de quedarse muy quietas y tranquilas observando lo que sucede a su alrededor.

Vamos a tratar de imitar a la rana cuando está tranquila, de manera que cogemos aire lentamente por la nariz y observamos cómo se infla su abdomen y luego, poco a poco, lo suelta suavemente por la boca y observe cómo se deshincha su abdomen.

Puedes introducir elementos como que se imagine que está en una hoja de loto en aguas tranquilas en un estanque.

Anímalo a practicar este ejercicio durante 5 – 10 minutos y a que sea consciente de cómo su cuerpo y respiración se va calmando. 

Respirar con un molinete

Le explicamos que nuestro cuerpo cambia según lo que estamos pensando, sintiendo y haciendo, de manera que nuestra respiración puede ser más agitada si estamos nerviosos y más calmada si estamos tranquilos. Le animamos a experimentarlo.

Coge un molinete y anima al pequeño a que lo sople y preste atención a cómo se encuentra su cuerpo ahora. Luego, anímalo a que lo sople de forma tranquila y lenta y pregúntale ¿y ahora, cómo está tu cuerpo? ¿está igual que antes? Trata de que se focalice en como entra el aire por su nariz y como lo expulsa y hace que el molinete se mueve de forma más pausada.

Anímalo a practicarlo durante unos 5 – 10 minutos.                           

La caja misteriosa

Traemos una caja con distintos objetos (ej. fotografías, juguetes, material escolar, etc) y animamos a los niños a adivinar que contiene esa caja misteriosa. Les preguntamos también cómo se siente al no saber que hay en su interior. Le prestamos la caja y la pueden manipular sin abrirla. Escuchamos sus propuestas. Finalmente la abrimos y preguntamos si les gusta las cosas de su interior, si era lo que imaginaban y cómo se sienten al descubrirlo.

En este ejercicio trabajamos directamente con los pensamientos y tratamos de hacerle entender al pequeño que muchas veces lo que piensa no tiene porque ser la realidad y  cómo se pueden separar de estos, dejándolos pasar.

Recorrido corporal de la mariposa

Le animamos a tumbarse en el suelo, a cerrar los ojos y a respirar lentamente. A continuación, le indicamos que imagine en una mariposa, que sea del color que desee y cómo esta va a pasar por todo su cuerpo y se tiene que concentrar en ello. Empezamos por nuestros dedos de los pies y tratamos que se relajen, se destensen, luego va subiendo hacia arriba, paramos unos segundos en cada parte del cuerpo hasta llegar a la frente.

Con este ejercicio tratamos de que los niños sean más conscientes de su cuerpo al mismo tiempo que lo relajan.

CONCLUSIONES

La práctica de mindfulness se ha popularizado en nuestra población y sus beneficios permiten que sigamos investigando en ella. Los niños y adolescentes también obtienen múltiples ventajas y mejoran su salud mental cuando practican y generalizan la actitud mindfulness en su día a día, por lo que resulta interesante que desde pequeños puedan trabajar en ello para prevenir posibles problemas de ansiedad, estrés, depresión y control de impulsos, entre otros.

Referencias

  • Baer, R. A., Smith, G. T., Lykins, E., Button, D., Krietemeyer, J., Sauer, S., … & Williams, J. M. G. (2008). Construct validity of the five facet mindfulness questionnaire in meditating and nonmeditating samples. Assessment, 15(3), 329-342.
  • Bajarano, T. D., & Romero, R. J. G. (2018). Autorregulación en niños con trastornos con déficit de atención e hiperactividad un problema en el desarrollo infantil. Revista Venezolana de Salud Pública, 6(1), 23-29.
  • Cabral, M. D., & Patel, D. R. (2020). Risk factors and prevention strategies for anxiety disorders in childhood and adolescence. Anxiety Disorders: Rethinking and understanding recent discoveries, 543-559.
  • Díaz-González, M.C., Pérez, C., Sánchez-Raya, A., Moriana, J.A., y Sánchez, V. (2018). Mindfulnessbased stress reduction in adolescents with mental disorders: A randomised clinical trial. Psicothema, 30(2), 165-170. doi: 10.7334/ psicothema2017.259
  • Hervás, G., Cebolla, A., & Soler, J. (2016). Intervenciones psicológicas basadas en mindfulness y sus beneficios: estado actual de la cuestión. Clínica y salud, 27(3), 115-124.
  • Kaiser Greenland, S., & Harris, A. (2016). Juegos mindfulness.
  • Organización Mundial de la Salud. (2021). Adolescent mental health. WHO. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/adolescent-mental-health.
  • Panadero, C. A. (2019). Las consecuencias sociales de las dificultades de aprendizaje en niños y adolescentes. Ehquidad: La Revista Internacional de Políticas de Bienestar y Trabajo Social, (11), 91-122.
  • Sanger, K.L., Thierry, G., y Dorjee, D. (2018). Efectos del entrenamiento del mindfulness en la escuela sobre el procesamiento de las emociones y el bienestar en los adolescentes: evidencia de potenciales relacionados con eventos. Developmental Science, 21(5).
  • Snel, E. (2013). Tranquilos y atentos como una rana: La meditación para niños… con sus padres. Editorial Kairós.
  • Thapar, A., Collishaw, S., Pine, D. S., & Thapar, A. K. (2012). Depression in adolescence. The lancet, 379(9820), 1056-1067.
  • Zenner, C., Herrnleben-Kurz, S. y Walach, H. (2014). Mindfulness-based interventions in schools—A systematic review and meta-analysis. Frontiers in Psychology, 5(603), 1–20.