¿CÓMO CONSIGO QUE MI MENTE ME AYUDE A GANAR?

Al otro lado del charco, deportistas de élite como Andre Aggasi, LeBron James, Tiger Woods o Phil Mickelson, han expresado abiertamente la importancia que ha tenido la atención psicologica para mejorar su rendimiento deportivo. Sin embargo, en esta parte del globo son pocos los deportistas que han reconocido ponerse en manos de la psicología. Uno de los motivos parece ser que todavía se asocia al psicólogo con problemas, y eso les perjudica.

Pero no es la única razón por la cual la labor del psicólogo deportivo está poco reconocida. Como apunta Francisco J. Ortín responsable del Área de Actividad Física y Deportes del Colegio Oficial de Psicólogos de la Región de Murcia en una entrevista para el diario 20 minutos: “hay muchos más psicólogos del deporte trabajando y en muchas más entidades de lo que realmente se conoce, porque su trabajo todavía se realiza entre bastidores. Además, estos profesionales mantienen la confidencialidad y no dicen con quienes trabajan, a no ser que los deportistas den su visto bueno” (Europa Press 2013).

El deporte no es un fenómeno aislado y reservado solo a la élite deportiva. La realidad es que se halla íntimamente ligado a muchos aspectos de la vida cotidiana y constituye un elemento integrante de la cultura de la sociedad moderna. De este modo, forma un medio que contribuye a la salud física y psicológica, al tiempo que fomenta la interacción social de quien lo practica. Sin ir más lejos, en España, más de 16 millones de deportistas aficionados practican alguna actividad física con regularidad (CSD-CIS 2010).

Cuando se hace deporte, sobre todo cuando se compite, el aficionado está más pendiente del resultado que de la tarea. Para alcanzar un rendimiento optimo, es necesario un funcionamiento psicológico adecuado (Rossi, Mengual, Jiménez, et. al 2014). El trabajo fundamental consiste en enseñarles a dirigir la atención y la tensión hacia cómo lo hacen, conectar con su mirada interior, percibir los cambios que se producen en su entorno y su rendimiento. Adaptarse a dichos cambios y retomar la concentración, puede marcar la diferencia entre deportistas. Adquirir un mayor control sobre lo que se hace proporciona al deportista una mayor seguridad en sí mismo. Este es uno de los beneficios que la práctica psicológica puede ofrecer al deportista, fomentar el autoconocimiento para identificar los síntomas del estrés y la ansiedad y poder gestionarlos (Molina, Sandín y Chorot 2014).

Para mejorar el rendimiento deportivo no existen recetas mágicas ni soluciones rápidas. El procedimiento en psicología del deporte es riguroso, sistemático y estructurado. El profesional hace una evaluación de los aspectos psicológicos y después entrena los aspectos que se pueden potenciar. Existen una serie de estrategias específicas perfectamente contrastadas a nivel científico para cada situación, que el aficionado puede empezar a practicar y poner en marcha (Anguera, Blanco, Hernandez, et. al 2011). El deportista que no recurre a la psicología es porque no sabe lo que podemos hacer por él.

REFERENCIAS

Anguera M, Blanco A, Hernandez A, y Losada J. Observational designs: their suitability and application in sports psychology. Cua. Psic. Dep. 2011; 11:63-76.

Consejo Superior de Deportes – Centro de Investigaciones Sociológicas. Encuesta sobre hábitos deportivos en España 2010. Madrid: Presidencia del gobierno 2010.

Europa Press. Los psicólogos están cada vez más presentes en el deporte de competición porque aumentan el rendimiento y la salud. Diario 20minutos Murcia: 19/3/13.

Molina J, Sandín B y Chorot P. Anxiety sensitivity and choking under pressure: Effects on sport performance in adolescents. CPD Murcia 2014; 14:45-54.

Rossi A, Mengual L, Jiménez M y López J. Inteligencia emocional y rendimiento deportivo. Cult. Cie. Dep. Murcia 2013; 21:50-62.